En este nuevo trimestre, la tarea de monitoreo y análisis de la conflictividad social asociada a la tierra y los recursos naturales permite advertir una cierta dispersión de las temáticas que dieron origen a los conflictos, aunque el acceso y tenencia de la tierra y la producción agropecuaria siguen siendo las más significativas.

La compleja problemática del agua, pese a su importancia central para el desarrollo de la agropecuaria y del conjunto de las actividades productivas del país, genera muy pocos casos de conflicto, sólo 5% del total registrado en el período. Sin embargo en esta nueva entrega del Boletín Doce se le dedica el artículo central como un modo de contribuir a promover la reflexión y el debate sobre la situación de los recursos hídricos en Bolivia a partir del conocimiento de la situación en que se encuentran estos recursos en el país, de los problemas que afectan a los usuarios y ponen en riesgo su conservación, así como de las protestas sociales a las que da lugar.

El análisis de estos problemas evidencia la necesidad de contar con una norma y una política sobre el agua de carácter integral que regulen su provisión, uso y conservación, considerando los intereses y necesidades de la diversidad de actores involucrados, sin preeminencias de ningún tipo, puesto que favorecer a un actor supone afectar a otros, de modo de cumplir la disposición constitucional que establece que el agua constituye un derecho humano y un derecho fundamentalísimo para la vida.

La formulación de esta norma –que los actores sociales vienen demandando desde hace varios años– y de esta política tendría que ser resultado de un proceso ampliamente participativo, reconociendo el carácter transversal de la problemática del agua, en el que se brinde la posibilidad de que los distintos sectores expresen sus necesidades y puntos de vista, los analicen de manera conjunta y lleguen a acuerdos orientados por el interés general. Esta es una tarea urgente considerando que los efectos crecientes del cambio climático están agudizando los problemas hídricos y poniendo en riesgo el patrimonio acuífero del país.

Confiamos en que la modesta contribución del presente número de Boletín Doce constituya un peldaño más en ese camino.