Bolivia es un país de limitada capacidad agropecuaria por sus características ecológicas y las condiciones de sus suelos; los suelos que son aptos para la agricultura y la ganadería y aquellos con limitaciones moderadas para el desarrollo de estas actividades representan, en conjunto, menos del 30% de la superficie territorial (Ribera, M. O., 2011. Primera aproximación a un inventario de unidades ecorregionales amenazadas en Bolivia. LIDEMA). Si se considera que gran parte de estos suelos se encuentra degradada por la erosión, pérdida de fertilidad, contaminación, resistencia de plagas y surgimiento de otras nuevas debido al abuso de agroquímicos, las áreas que actualmente ofrecen posibilidades para la realización de una agricultura y pecuaria sostenibles constituyen un porcentaje bastante menor.
La solución a esta limitación no parece ser continuar ampliando la frontera agropecuaria, lo que a través de los años ha conducido a la pérdida de enormes extensiones de bosque, generando nuevos problemas sociales y ambientales, sino orientar las prácticas agrícola y ganadera hacia un uso responsable de los suelos que asegure el mantenimiento de su calidad. El mantenimiento de suelos y fuentes de agua en condiciones adecuadas para la producción agropecuaria es fundamental para satisfacer las necesidades de la población y lograr seguridad y soberanía alimentarias para el país.
Este es, desde luego, sólo uno de los varios problemas de fondo que lastran la producción agropecuaria nacional. Recientemente se realizó en Santa Cruz la Cumbre Agropecuaria Sembrando Bolivia con el objetivo de incrementar la producción de alimentos para el consumo interno y la exportación. Este evento, que contó con la participación de un centenar de representantes empresariales y sociales, debía sentar las bases de la política del sector para los próximos años de manera de avanzar en la resolución de esos problemas centrales. Sus resultados trazan líneas políticas claras, pero dejan pendiente la solución de cuestiones medulares para el agro.
El análisis de la problemática agropecuaria, de los conflictos sociales asociados –o de su ausencia– y la presentación de la visión que sobre ésta tienen algunos de los más importantesactores productivos del país, son materia delcuarto número del Boletín 12.